La Virgen de la Paloma
Para quien no lo sepa, la Virgen de la Paloma venerada en Madrid no es una escultura sino un cuadro, y no debe su nombre a que en el cuadro haya una paloma o algo parecido sino a que comenzó a venerarse en el portal de una casa de la calle de Madrid denominada La Paloma.
El caso es que una señora llamada Isabel Tintero, que vivía en la calle de La Paloma, a finales del XVIII vio a unos niños jugando en la calle con un cuadro de una Virgen, parece que de La Soledad, y les dió una monedas por él; ella le tomó devoción a la imagen del cuadro y lo colgó en el portal de su casa de forma que en todo Madrid se difundieron los milagros y las dádivas de la Virgen de la calle de La Paloma, o de la Virgen de La Paloma, (ya se sabe que en Madrid no se suele pronunciar la palabra calle), milagros que llegaron incluso a la reina Maria Luisa de Palma, esposa de Carlos IV, que pidió por su hijo Fernando y éste curó, para bien o para mal, quién lo sabe. Al fin por sucripción popular se edificó el templo de La Virgen de la Paloma, en la calle de la Virgen de La Paloma. Y la calle transvesal que se enfrenta a su fachada se denomina Calle de Isabel Tintero.
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