Carnaval
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Pueden, pues, los madrileños,
hombres y mujeres, de cualesquiera edad, divertir la voluntad según su natural
inclinación durante los ya cercanos Carnavales, gozando de cuantos
regocijos el Concejo desta coronada Villa, con generosidad, aunque sin
derroche, ofrece.
Habrá, además, aquellas novedades
que el ingenio de cada cual provea, pues son de antiguo los vecinos de esta
Corte gente pródiga en curiosos solaces e imprevistas invenciones en tiempos de
Carnestolendas, en los que cualquier travesura es propia, como fingir
fantasmas, pasear estafernos, menear tarascas, mover máquinas de cuantioso
ruido y aparato, además de deformarse el bulto del cuerpo y rostro con fingidas
jorobas, narices postizas, manos de mentira, grandes dientes falsos y otras
ocurrencias de mucha risa y común contentamiento, que se acompañan de cantos,
bailes, retozos y singulares cortejos en que se hermanan el arte más fino con
el mejor donaire y más sutil y popular ingenio.
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E. Tierno, febrero de 1983
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