20 de septiembre de 2019

Recuerdos de la infancia en el Botánico





A estas alturas del año, antiguamente, en mi pueblo vendían por la calle higos chumbos como los fotografiados en la chumbera del Botánico; las espinas de su corteza eran  peligrosísimas , pero el vendedor, inmune a las  espinas, te  los  pelaba  tranquilamente con  sus manos  desnudas y una navaja y te los comías tan ricamente por la calle o en el cine. 

En la segunda fotografía, las azufaifas en el árbol, en la tercera al pie del azufaifo del Botánico están esparcidos sus frutos ya maduros y caídos del árbol, y en la cuarta, las azufaifas de un tamaño descomunal, expuestas en una famosa frutería de la calle Ayala. En la casa en que nací y viví hasta venir a los Madriles, había dos azufaifos a los que de niños, también en esta época del año, nos subíamos los amigos, recolectábamos  las azufaifas o jínjoles, las maduras y las menos maduras, las repartíamos como buenos hermanos y a comérnoslas sobre la marcha que también estaban muy buenas.