5 de septiembre de 2012

Puente de Toledo

Se comienzan las obras del puente de Toledo en 1684, año en el que reinaba en España Carlos II, en base al proyecto de puente que presentó José del Olmo, proyecto parecido al del puente de Segovia, si bien dice Fernández Casado que el de Segovia hace referencia al mundo recoleto y pausado de los Austrias y el de Toledo,  barroco, abre el mundo desplegado y pomposo de los Borbones.

Del Olmo murió en 1702 cuando ya reinaba el 1er borbón Felipe V. De 1702 a 1715 las obras seguían un ritmo muy lento. Felipe V nombró en 1702 a Ardemans maestro mayor de las obras reales, que trae con él a Pedro Ribera. En 1715 fue nombrado corregidor de Madrid el Marqués de Vadillo que activó las obras. Entre 1719  y 1720 un dibujo original de Ribera, realizado entre los años 1719 y 1720 se utizaría seguramente  para la continuación de las obras, dibujo que conserva gran parte de los alzados de Ardemans y de las plantas de José del Olmo.

Este puente de 180 m de longitud total, está constituido fundamentalmente por sillares almohadillados de piedra granítica, y nueve ojos de bóveda de cañón de 40 pies de diámetro que permitirían no solo el paso de las aguas cotidianas, que por lo que se ha escrito sobre ellas serían tan escasas como ahora, sino también el de las avenidas de entonces, cuando no existían presas en su cuenca de aguas arriba, avenidas que debían de inutilizar con frecuencia los puentes de madera que le precedieron. Tajamares aguas arriba y torreones o machones semicirculares aguas abajo, llegando ambos al tablero dando lugar en él a balcones semicirculares que sirven de descanso y refugio a los viandantes, y también de burladeros ante los tranvías que pasaban, tal y como contaba don Ramón G. de la Serna, balcones dotados del mismo bello pretil de piedra que bordea todo el tablero.

En lo referente a las aguas del Manzanares, escribió D. Francisco Quevedo muchas cosas, entre otras ésta, poniendo en boca del propio río los siguientes versos:

Tiéneme del sol la llama
   tan chupado y tan sorbido,
que se me mueren de sed
 las ranas y los mosquitos.

 
El puente se inauguró en 1721 por el marqués de Vadillo. Debía de haber en aquel año algo similar a las elecciones porque hasta el 1727 no se puede decir que estuviera  terminado y aun entonces faltaban ciertos remates.

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