Magnolio con frutos en otoño
Estos frutos del magnolio, ahora rojizos, signo de su madurez, encierran dentro sus semillas de un rojo intenso, que por cierto para que de ellas nazca un nuevo ejemplar han de pasar por el estómago de un pájaro ya que van protegidas por una sustancia que las impide germinar. Ello daba lugar, cuando todo era natural, a que no crecieran nuevos ejemplares en sus cercanías sino que habían de conquistar tierras más o menos lejanas. Naturalmente el "homo sapiens" trata fácilmente las semillas para poder plantarlas y no es necesario que se las coma.
Etiquetas: El Retiro
2 Comments:
Que sabía la naturaleza
Buenas fotografías e inteligentes comentarios.
Agradezco encarecidamente su comentario
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