Pop Art

El Pop Art se ha escapado de los museos madrileños donde se expone, y no por mucho tiempo más, instalándose en la calle que es donde mejor está, como por ejemplo en este escaparate de Serrano.

Córner

Toda la veintena de cámaras profesionales que aparecen en la fotografía enfocan a la portería, todas quieren ver quién remata a puerta o quien mete gol  o si el portero hace una buena parada, pero a nadie le interesa la ejecución del córner que en este caso ocurre tal y como dicen los cánones , con el pie de apoyo junto al balón y con la pierna del disparo flexionada y tensionada al máximo, y el cuerpo aparentemente en equilibrio inestable pero volcado sobre el balón. ¡Qué ingrata es la vida ; pobre jugador!, no habrá ni una fotografía en los periódicos que atestigüe su buen hacer en la ejecución del córner.

Juan Ramón Jiménez (Moguer 1881- S Juan de Puerto Rico 1958)

Sirva como excusa que en diciembre de este año es el centenario de la primera edición de "Platero y yo" para incluir en este insignificante blog una referencia de este gran poeta, que vivió en Madrid más años que en ningún otro lugar; desde los 19 años hasta los 55. Así en el año 1936,  el gobierno de España tuvo a bien nombrarle agregado cultural de la embajada de Washington. Se ha de indicar para ser precisos que en este periodo de tiempo, hubo un paréntesis de siete años que los pasó en Moguer recuperándose de sus problemas de salud, pero es de pleno derecho muy de Madrid como muchos otros que nacimos y crecimos en el Sur pero al fin echamos nuestras raíces en esta noble villa.

A lo largo de todos esos años Juan Ramón vivió en Madrid en múltiples  edificios, situados en  Mayor 16, en Gravina 11, en Villanueva 3, etc y en éste de la calle Padilla nº 38, junto a la Fundación Juan March y junto a la Clínica o Sanatorio del Rosario, donde también estuvo internado y donde también parece ser que  tuvo su historia de amor. Ésta de Padilla fue su última casa en Madrid, donde estuvo viviendo con Zenobia su mujer desde 1929 hasta agosto de 1936.

Se incluye a continuación este delicioso diálogo suyo con Francina.

-Francina, en la primavera
tienes la boca más roja?
-La primavera me pone
siempre más roja la boca.

	-Es que besas más, o es
	que las rosas te arrebolan?
	-Yo no sé si es mal de besos
	o si es dolencia de rosas.

	-Y, te gustan más los labios
	o las rosas? -Qué te importa...?
	la rosa me sabe a beso,
	el beso a beso y a rosa.

	Entonces le puse un beso
	en la rosa de su boca...
	La tarde de abril moría,
	rosamente melancólica; Las fuentes iban al cielo con su plata temblorosa... Francina deshojó a besos su boca sobre mi boca.

Parterre de El Retiro

Muros de ladrillo a tizón con intercalaciones de piedra blanca, posiblemente caliza de Colmenar, fuente blanca de delfines, figuras femeninas emplazadas a su libre albedrío pero estratégicamente situadas, alguna de ellas, temeraria, al borde del abismo, fondo vegetal verde, más verde que los ojos verdes y un saxo que suena pero difícil de ver.

Dalias de El Botánico

Esta bella flor de origen mejicano (es la flor nacional de México), se puede contemplar ahora con todo su esplendor en El Botánico y también en La Dalieda emplazada junto a la basílica de San Francisco.

Dalias del Botánico

Aprovecha El Botánico en este tiempo las plantaciones de dalias de distintas variedades para que se contemplen su belleza y sus colores.

Dalia

El nombre de Dalia se lo debe al botánico Cavanilles de El Botánico de Madrid, que al recibir las semillas de México, las sembró, y al ver las maravillosas flores las nombró Dhalia  en honor del botánico sueco Dhales.

Dalia

Es una preciosa flor, con miles de variedades y de múltiples  y  cálidos colores que no para de florecer en verano y persiste aún en otoño.

Parterre

El Parterre, calentito  en agosto pero exuberante de color y vida, por lo menos de vida vegetativa.

Splendide Hotel

Un rincón del  hotel en que han convertido al Palacio de Cristal de El Retiro a modo de obra  de arte, obra de arte que ya es por sí solo si bien es verdad que una mecedora para el descanso y la lectura nunca viene mal.