Esculturas de reyes españoles

Encargó Fernando VI un centenar de esculturas de los reyes españoles para colocarlas en las cornisas del Palacio Real, pero  el arquitecto Sabatini aconsejó a su hermano Carlos III, que fue quien le sucedió, que no se colocaran en Palacio porque no lo iban a embellecer sino todo lo contrario.  Así que la solución fue diseminarlas por las plazas y jardines de Madrid y de otras ciudades españolas con su aspecto tosco, pues no se olvide que estaban previstas para verlas de lejos sobre las cornisas de palacio.

Para muestra, he aquí a  la reina castellana Doña Berenguela, representada con una amplia bocamanga, la que además de ser una buena reina  según se dice, fue también nada menos que madre del rey Fernando III que  dedicó su reinado casi por completo a la reconquista del Andalus mientras su madre administraba su reino. Y he aquí también a doña Urraca a la que el escultor representa con tres trenzas.  Y las cosas de la vida, después de cientos de años deambulando por Madrid estas reinas castellanas, que yo sepa, no crearon moda ni en lo de  las amplias bocamangas ni en lo de las tres trenzas.

Libreros

En esta calle de Libreros, en cuyas librerías  de antaño D. Pío Baroja y sus contemporáneos buscaban y encontraban apreciadas lecturas y donde los estudiantes de los sesenta sitos en Madrid, todos los primeros de curso fuimos a La Felipa y sus aledaños a vender los libros de texto que nos sobraban y a comprar los que necesitábamos, ya fueran de segunda o cuarta mano, en esta calle continúa la tradición de compraventa de libros usados, donde los propios estudiantes avispados, a primero de curso compiten tranquilamente con las propias librerías de la zona, entendiendo que lo importante es tener el libro y no el que sea de primera o cuarta mano.

Puente de Toledo

Se comienzan las obras del puente de Toledo en 1684, año en el que reinaba en España Carlos II, en base al proyecto de puente que presentó José del Olmo, proyecto parecido al del puente de Segovia, si bien dice Fernández Casado que el de Segovia hace referencia al mundo recoleto y pausado de los Austrias y el de Toledo,  barroco, abre el mundo desplegado y pomposo de los Borbones.

Del Olmo murió en 1702 cuando ya reinaba el 1er borbón Felipe V. De 1702 a 1715 las obras seguían un ritmo muy lento. Felipe V nombró en 1702 a Ardemans maestro mayor de las obras reales, que trae con él a Pedro Ribera. En 1715 fue nombrado corregidor de Madrid el Marqués de Vadillo que activó las obras. Entre 1719  y 1720 un dibujo original de Ribera, realizado entre los años 1719 y 1720 se utizaría seguramente  para la continuación de las obras, dibujo que conserva gran parte de los alzados de Ardemans y de las plantas de José del Olmo.

Este puente de 180 m de longitud total, está constituido fundamentalmente por sillares almohadillados de piedra granítica, y nueve ojos de bóveda de cañón de 40 pies de diámetro que permitirían no solo el paso de las aguas cotidianas, que por lo que se ha escrito sobre ellas serían tan escasas como ahora, sino también el de las avenidas de entonces, cuando no existían presas en su cuenca de aguas arriba, avenidas que debían de inutilizar con frecuencia los puentes de madera que le precedieron. Tajamares aguas arriba y torreones o machones semicirculares aguas abajo, llegando ambos al tablero dando lugar en él a balcones semicirculares que sirven de descanso y refugio a los viandantes, y también de burladeros ante los tranvías que pasaban, tal y como contaba don Ramón G. de la Serna, balcones dotados del mismo bello pretil de piedra que bordea todo el tablero.

En lo referente a las aguas del Manzanares, escribió D. Francisco Quevedo muchas cosas, entre otras ésta, poniendo en boca del propio río los siguientes versos:

Tiéneme del sol la llama

   tan chupado y tan sorbido,

que se me mueren de sed

 las ranas y los mosquitos.



 

El puente se inauguró en 1721 por el marqués de Vadillo. Debía de haber en aquel año algo similar a las elecciones porque hasta el 1727 no se puede decir que estuviera  terminado y aun entonces faltaban ciertos remates.

Puente de Toledo.

Quien se lo iba a decir a quienes lo construyeron que trescientos años después que este  puente de piedra que tanto costó sería pasarela peatonal y objeto ornamental rodeado de jardines de los pies a la cabeza y que estaría enfrentado a otra pasarela peatonal atunelada con estructura helicoidal de acero inoxidable que constituye una barrera visual sin necesidad, obra no firmada por Ribera sino por otro autor mejor pagado de cuyo nombre no quiero acordarme.

Puente de Toledo. Templetes de S. Isidro y Sta. Mª de la Cabeza

Pedro de Ribera diseñó estos dos templetes churriguerescos enfrentados en el centro del puente para cobijar a los dos Santos madrileños, en los que se representa a S. Isidro salvando a su hijo del pozo, y a su mujer Sta. Mª de la Cabeza, (que seguramente tomó el nombre de la Virgen de la Cabeza de Andújar), portando un cantarillo y con su hijo cogido tiernamente  de su falda, hijo que por cierto actualmente aparece decapitado aunque esperamos y deseamos una pronta restauración.

   

Madrid río. Puente de Toledo.

Vista desde aguas abajo del agua del Mazanares embalsada y discurriendo lentamete bajo los tres ojos centrales del puente de Toledo, cuyas obras de resturación, anteriores a las de Madrid río,  se realizaron en 1995.

Madrid río. Puente de Toledo.

Vista del puente entre los jardines, desde donde se pueden apreciar con detalle sus machones semicirculares de aguas abajo, construidos mediante sillares almohadillados de granito que enmarcan a los nueve ojos semicirculares, machones que a nivel de tablero amplían su superficie con balcones también semicirculares que sirven de refugio y descanso a los viandantes.

En estos machones, durante la guerra civil, se crearon nidos de ametralladoras para su defensa que aun  se pueden distinguir y hornillos para su posible voladura que por suerte no se utilizaron.

Madrid río. Deportes

 Kilómetros y kilómetros tienen estos parques para montar en bici, hacer footing, pasear, descansar, oler lavandas y romeros y disfrutar de las apacibles vistas que se ofrecen.

Madrid río. Sinopsis histórica del Manzanares urbano.

Se podrían destacar cuatro actuaciones relativamente recientes en el tramo urbano del Manzanares a su paso por Madrid: la primera la canalización del río, la segunda la construcción de la M30, la tercera el Plan de Saneamiento Integral de Madrid y la cuarta el soterramiento de la M30 y la obra del Madrid río.

Se iniciaron las obras de la canalización del tramo urbano del  Manzanares en 1943, creando presas de compuertas que le dieran apariencia de gran río, cuidando las formas emergentes con terminaciones herrerianas, construyendo pasarelas que unieran sus márgenes, esclusas que permitieran a pequeñas embarcaciones salvar las diferencias de nivel creadas por las presas, barandilas de hierro con sus jabalcones, etc,  todo ello construyendo poco a  poco y con el noble fin  de que los "madrileños se solazaran paseando por sus orillas y disfrutaran de sus aguas"  tal como se escribió en alguna  Memoria de los correspondientes proyectos.

Parte de la M30 se construyó adosada a ambas márgenes  del río, entre 1970 y 1974, eliminando así de un plumazo todos los objetivos previstos en la canalización y de hecho pòr ello se paralizaron las obras de canalización de otros tramos de río ya proyectados. De nada servían ya ni las pasarelas, ni las barandillas, ni las presas, ni las esclusas, ni la apariencia de gran río, ni nada de lo construido, si para acercarse y verlo había que hacerlo desde dentro de un coche a 120 km/h.

Con el Plan de Saneamiento Integral de Madrid se depuraron todas las aguas fecales de Madrid que vertían al río y la imagen de toda aquella inversión, veintitantos mil millones de pesetas, era devolver la vida al río con sus peces y sus patos. La inauguración de las obras en 1984 se exteriorizó con una suelta de patos al Manzanares por el entonces alcalde de Madrid D. Enrique Tierno Galván.

Entre 2004 y 2007 se soterraron 10 km de M30 y se constuyó el parque de Madrid río emplazado fundamentalmete en aquellos terrenos que ocupaba la M30 en ambas márgenes del río Manzanares, recuperando sobradamente aquellos objetivos de las obras de canalizacíón del  Manzanares.

Madrid río. Viviendas inmediatamente próximas

A los vecinos de estas viviendas los ha venido Dios a ver pues estaban condenados a vivir junto a la M30 y ello se lo han conmutado por la vista de este maravilloso parque.

 No se va entrar aquí en juzgar si merecía o no la pena el dineral que ha costado el soterramiento de esta carretera en este tramo junto al Manzanares.